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Receta del mes

Crema Catalana

Sumérgete en la rica historia de la crema catalana, un postre icónico que ha perdurado a lo largo de los siglos. Descubre los secretos de su preparación meticulosa y su característica capa de caramelo crujiente. Deleita tus sentidos con esta exquisita combinación de sabores y texturas, una verdadera joya de la gastronomía catalana.

UN POCO DE HISTORIA

En el vasto mundo de los postres, hay algunas creaciones que trascienden las barreras del tiempo y la geografía, deleitando los paladares de generación en generación. Entre estas exquisiteces se encuentra la crema catalana, un postre emblemático de la rica cultura culinaria de Cataluña. Con su combinación perfecta de texturas y sabores, la crema catalana ha conquistado el corazón de los amantes del dulce en todo el mundo.

La historia de la crema catalana se remonta siglos atrás, hasta las cocinas de los monasterios catalanes en la Edad Media. Se cree que los monjes fueron los primeros en crear esta delicia, utilizando ingredientes simples como leche, azúcar y huevos, que abundaban en la región. Con el paso del tiempo, la receta se perfeccionó y se convirtió en un elemento básico de la gastronomía catalana.

La crema catalana es conocida por su suave y cremosa textura, contrastada por una capa crujiente de caramelo en la parte superior. Los ingredientes básicos incluyen leche, azúcar, yemas de huevo, almidón de maíz y ralladura de limón o naranja para darle un toque de frescura. La preparación es meticulosa, requiriendo atención al detalle para lograr la consistencia perfecta y evitar que la crema se corte.

El toque distintivo de la crema catalana es su característica capa de caramelo, que se carameliza justo antes de servir el postre. Este proceso añade un contraste delicioso de sabores y texturas, elevando la experiencia gastronómica a nuevas alturas.

INGREDIENTES (Para 4 personas)

  1. 6 yemas de huevo
  2. 1 litro de leche
  3. 50g de almidón de arroz
  4. 200g de azúcar
  5. 1 rama de canela
  6. 1 piel de limón

ELABORACIÓN:

1- En una olla, calienta la leche junto con la piel de limón y la rama de canela. Deja que hierva y apaga el fuego de inmediato. Luego, deja que se enfríe y cuélala.

2- Por otro lado, separa las yemas de las claras. En una cazuela, mezcla las yemas con el azúcar fuera del fuego y revuelve bien hasta que la mezcla comience a volverse más clara.

3- Aparte, diluye el almidón con un poco de leche fría, agrégalo a las yemas mezcladas con azúcar, revuelve bien y añade gradualmente la leche colada. Cocina a fuego muy suave sin dejar de remover, llevándolo justo al punto de ebullición (debes vigilar que no llegue a hervir para evitar que los huevos se corten).

4- Vierte la crema en recipientes individuales y, una vez enfriada, espolvorea azúcar por encima; solo tienes que caramelizarlo con la paleta de quemar bien caliente.

Ahora solo queda esperar a que se temple y disfrutar.