Esta especie de color amarillo y aroma muy intenso se obtiene a partir de la molturación de los rizomas de la cúrcuma.
La cúrcuma es una planta originaria del sur de Asia, donde se utiliza desde hace miles de años para elaborar curry, chutneys, adobos y salsas. Y para tintar telas, pieles, etc. Además de todos estos usos, a la cúrcuma se le han atribuido propiedades medicinales desde tiempos antiguos.
La cúrcuma contiene zingibereno, un aceite esencial que favorece la segregación de jugos gástricos, ayuda a mejorar la digestión, previene la formación de úlceras y también ayuda a expulsar los gases y evitar los cólicos. La mayoría de aceites esenciales presentes en la cúrcuma tienen un gran poder antifúngico y antimicrobiano. Se ha demostrado que la curcumina, que es un fitoquímico con propiedades antioxidantes que se encuentra de manera natural en la cúrcuma, es vital para prevenir numerosas enfermedades y problemas de salud. Así pues, la curcumina es fundamental para la protección y el correcto drenaje del hígado y para el vaciado de la vesícula. También es un potente antiinflamatorio y, además, es muy importante para prevenir el cáncer de piel, de duodeno, de mama y de colon. Así como para ayudar al cuerpo a superar los efectos secundarios de los medicamentos para tratar el cáncer.
En la cúrcuma encontramos otros compuestos que estimulan el sistema nervioso, y actúan como antidepresivos naturales aumentando los niveles de serotonina, también llamada hormona del humor y del placer.
Para introducir la cúrcuma en vuestra dieta os recomendamos tomarla con pimienta negra o con un poco de aceite, para que nuestro cuerpo la absorba mejor. La podéis añadir en pequeñas cantidades en vinagretas, guisos, zumos vegetales, purés, paellas, sopas, etc.
